El
animal humano es un bípedo, por desarrollo mutacional, se ha
socializado a lo largo de los siglos, por lo que para subsistir se ha
servido de todo tipo de artimañas, manías y medios.
Por
naturaleza es el animal más criminal de todas las especies. Ningún
animal mata a sus iguales por divertimento, lo hace por dominio,
hurto, poder o por posesión. El resto de animales sólo matan para
su propia subsistencia.
La
socialización de los humanos, ha sido muy larga y mortífera, pese
al desarrollo racional y técnico, el animal humano sigue siendo un
criminal depredador con sus iguales.
En
las sociedades del siglo XXI, con independencia del grado de
desarrollo y cultura de cada cual, las personas se pueden dividir en
dos grupos y un subgrupo. El grupo menos numeroso lo podemos
reconocer como individuos cívicos, cuya conducta está
presidida por la ética. Tal tipo de gentes las podemos encontrar en
todos los estamentos sociales. El segundo grupo, es mucho más
numeroso, son sujetos de la gran manada. Gente amorfa, que
siempre camina con una venda sobre los ojos y otra en el cerebro, no
deja de andar por los senderos que otros le marcan. También habitan
en todos los estamentos sociales. El subgrupo es un desgajamiento de
la gran manada, se reconocen como sujetos que forman la gran piara.
Goza de los mismos atributos que la manada, pero además son
acreditados parásitos sociales. Cuando piensan, lo que piensan, es
sólo y exclusivamente para “sangrar al prójimo y al Estado”,
sin miramiento, ensucian todos los espacios que habitan, su ego es
absoluto. Aunque es un subgrupo, no deja de ser numeroso. Se nutre de
individuos de todos los estamentos sociales.
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Jcb