Con heterodoxia y gran disciplina
mental, hay que examinar nuestro siglo
veinte, fue lapidario, desgraciado,
luctuoso en trágico hacer de traidores.
Felones políticos y milicias
sedientas de sangre inocente a derramar,
para pirria victoria poder proclamar,
gracias al fascismo foráneo.
Los funestos desencuentros trajeron
desgracias sinfín y gran manto negro,
el que todo lo enlutó, empañó y decreció.
Entre sayones, perjuros, traidores,
cobardes y ladrones cincuenta años
de retraso y tres millones de muertos.
Hoy otros faltones, traidores, no saben
desenterrar fosas y cunetas limpiar.
© Jcb
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