jueves, 25 de agosto de 2022

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El animal humano es un bípedo, por desarrollo mutacional, se ha socializado a lo largo de los siglos, por lo que para subsistir se ha servido de todo tipo de artimañas, manías y medios.

Por naturaleza es el animal más criminal de todas las especies. Ningún animal mata a sus iguales por divertimento, lo hace por dominio, hurto, poder o por posesión. El resto de animales sólo matan para su propia subsistencia.

La socialización de los humanos, ha sido muy larga y mortífera, pese al desarrollo racional y técnico, el animal humano sigue siendo un criminal depredador con sus iguales.

En las sociedades del siglo XXI, con independencia del grado de desarrollo y cultura de cada cual, las personas se pueden dividir en dos grupos y un subgrupo. El grupo menos numeroso lo podemos reconocer como individuos cívicos, cuya conducta está presidida por la ética. Tal tipo de gentes las podemos encontrar en todos los estamentos sociales. El segundo grupo, es mucho más numeroso, son sujetos de la gran manada. Gente amorfa, que siempre camina con una venda sobre los ojos y otra en el cerebro, no deja de andar por los senderos que otros le marcan. También habitan en todos los estamentos sociales. El subgrupo es un desgajamiento de la gran manada, se reconocen como sujetos que forman la gran piara. Goza de los mismos atributos que la manada, pero además son acreditados parásitos sociales. Cuando piensan, lo que piensan, es sólo y exclusivamente para “sangrar al prójimo y al Estado”, sin miramiento, ensucian todos los espacios que habitan, su ego es absoluto. Aunque es un subgrupo, no deja de ser numeroso. Se nutre de individuos de todos los estamentos sociales.

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