viernes, 12 de octubre de 2018

LA VIDA EN RAMA





Toda nuestra vida pende de una
sucesión de hechos y circunstancias,
fuerzas que en la mayoría de las veces
son ajenas a nuestra voluntad y razón.

Estamos sujetos a un árbol troncal,
del que por afectos, idiomas y otras
circunstancias personales, nos unen,
hacen progresar y nos atan.

Hemos de valorar y tomar conciencia
de cuanto somos, queremos y/o podemos
y, aún, sin romper aquel cordón umbilical,
ser capaces de abrir nuestra vida a todo
cuanto deseamos ser y hacer,
esto, a fin de ser aquello que queremos ser.

Sólo nos es dada la vida y el desarrollo
de la misma hasta la mayoría de edad,
una vez ello, sin romper las raíces troncales,
abrir las alas y empezar a volar, conforme
a nuestros propios impulsos y voluntad de ser.

En tal vuelo, unido a las raíces que nos sustentan,
no dejar de otear la mejor presa
para el desarrollo y progreso personal.

Todo nos será permitido, salvo perjudicar
a la persona que tenemos a nuestro lado.

Crecer a costa del sudor ajeno,
no lo olvidemos, es villanía,
bajeza moral, que no es compatible
con los deberes éticos de una ciudadanía cívica.

© Jcb



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