Al no establecer sueldo su mandante “Dios”,
reclaman todo sustento a cofrades
y a quienes no lo son, dado que es hora pues
de llenar faltriquera con adagios.
Esos mismos que sentencian son píos,
buscan poder terrenal, sus alardes
de certificación son alcaloides
de su gloria trascendental, laudemios
que toman sin remisión por discurso
con cualquier fabulación, siendo naufragio
desde la salida hasta la puesta de sol.
Como dueños que son de su recurso
toman con y sin alcaloides, agio
con actos de bendición como parasol.
© Jcb.
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