martes, 24 de noviembre de 2015

Crimen social





La paciencia es la fortaleza del débil
y la impaciencia, la debilidad del fuerte.
Immanuel Kant.



Crimen social, no es otra cosa que la violación de los derechos de las personas, ya como individuos, ya como miembros de una colectividad.

El crimen social, de común lo ejercen las personas físicas, las instituciones públicas de una nación, también, sin duda, las organizaciones internacionales públicas y las privadas. Todas son, cualquiera que sea su tiempo y lugar, organizaciones agresoras, hay gran suma de pruebas de agresión por aquellos que se arguyen el derecho de ejercer la violencia sobre terceros. En muchos casos, los agresores, son aquellos que piden el voto a los agredidos. Los que incívicamente, una y otra vez vuelven, por medio de su voto, a confiar en sus propios agresores.

La violencia sobre las personas, ya sea desde las instituciones de la nación, ya sea desde una organización privada, o desde las propias personas físicas, no son otra cosa que actos de lesa humanidad.
Son actos criminales, que en ningún caso tienen reparación, por mucho que sean condenados los responsables y ejecutores de aquellos actos violentos, tampoco son admisibles las disculpas, si ellas no van acompañadas de las correspondientes reparaciones de los daños.

Por ello, se hace necesario que cada cual, ocupe su tiempo y su espacio, con absoluto respeto al otro, cualquiera que sea la ideología y su actividad profesional. Lo que importa es la contribución, que todos y cada uno hacemos a los individuos y a la colectividad, lo que es una responsabilidad de todos. Hacer sociedad es un acto de civismo individual y colectivo. Donde el respeto al otro, es el punto límite de los derechos y obligaciones de unos y otros. Siendo los primeros obligados a ello, los gobernantes.

Contrariamente a lo que debe ser, las instituciones públicas son las más agresoras con los ciudadanos, a los que deben servicios y atenciones, pues no existen para otra cosa. La razón de ser y existir de los empleados públicos, ya sean empleados temporales (políticos) o fijos (funcionarios), es el servicio que deben, desde su empleo público, a toda la ciudadanía.

Todo lo que no sea así, es traición al deber de hacer y hacer bien, al margen de que son actos de lesa humanidad.

© Jcb






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